Cuba solicitó más de 200 visas para viaje de Díaz-Canel a Nueva York, revelan datos oficiales

Datos publicados por EE.UU. revelan que el gobierno cubano solicita más de 200 visas cada vez que hay un viaje presidencial a Nueva York. La falta de rendición de cuentas y los ángulos cerrados de la cobertura estatal ocultan de la vista pública los abultados séquitos que viajan al extranjero a expensas del presupuesto del país, en grandes aviones que no tendrían sentido si transportaran solo una veintena de personas. 

Ilustración: Fotomontaje/DALL-E

Mientras Lis Cuesta y su hijo Manuel Anido —esposa e hijiastro presidenciales sin puestos en el gobierno— han estado poniendo rostro en primer plano al nepotismo y a los gastos injustificados de los viajes al extranjero de las delegaciones cubanas en los últimos años, viajeros menos visibles, que multiplican por decenas los costos de estos paquetes de turismo estatal, descienden la escalerilla por la puerta trasera del avión, sin que se sepa mucho o nada sobre quiénes son, ni cuánto cuesta o se justifica su presencia ahí.

 

En raras ocasiones, como la propiciada por las últimas actualizaciones de datos de visa del Departamento de Estado de EE.UU. es posible acceder a cifras que dan una idea más precisa del tamaño de estos séquitos, sobre los que el gobierno cubano no rinde cuentas.

 

Según la referida publicación, más de 200 cubanos obtuvieron visas de EE.UU. en agosto y septiembre en la categoría específica que autoriza viajes temporales a ese país para participar en eventos de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), como la 78va sesión de su Asamblea General, a la que viajó una delegación cubana encabezada por el Primer Secretario del Partido Comunista de Cuba Miguel Díaz-Canel Bermúdez del 17 al 24 de septiembre de 2023.

 

Para fines de viaje relacionados con el trabajo de la ONU en Nueva York, los representantes de gobiernos extranjeros deben obtener un tipo específico de visa de los servicios consulares de Estados Unidos, en la categoría G. Estas se subdividen a su vez en categorías de G1 a G5, de las cuales la G1 y G2 permiten diferenciar, respectivamente, entre los representantes cubanos ante organizaciones internacionales que realizan funciones regulares en residencia en EE.UU., y aquellos que solo viajan temporalmente a reuniones y eventos –como la comitiva que acompañó a Díaz-Canel. 

 

Entre agosto y septiembre de 2023, EE.UU. otorgó a solicitantes de nacionalidad cubana 26 visas del primer tipo (G1), y 243 visas del segundo (G2), para un total de 269 nuevas autorizaciones de ingreso concedidas a representantes de Cuba ante organizaciones internacionales con sede en EE.UU. en el contexto del viaje de la delegación cubana a Nueva York. 

 

Las 181 visas G2 emitidas para cubanos en agosto de 2023 y las 62 emitidas en septiembre son cantidades atípicas con respecto a las 5 que como promedio suelen obtener los cubanos en esta categoría, según datos mensuales disponibles desde marzo de 2017. De hecho, las 181 visas G2 de agosto son la cantidad más alta de este tipo entregadas a cubanos en un solo mes en los últimos 6 años.

En el viaje anterior de Díaz-Canel a Nueva York en 2018 también se concedió una cantidad notable de visas de este tipo, como se aprecia en el gráfico arriba, igualmente en agosto y septiembre, en el contexto de la 73ra Asamblea General de las Naciones Unidas. En esa ocasión, la cantidad de visas G2 otorgadas entre ambos meses fue muy similar a las 243 emitidas en 2023: 244 visas.

 

La cantidad de visas categoría G emitidas en 2023 es solo una referencia del tamaño de la delegación, que habría estado integrada por más personas, al no incluirse en las visas G2 las de otros miembros de la delegación, como la del propio Díaz-Canel, quien viajó con una visa categoría A1, que reciben los jefes de estado y de gobierno, independientemente de cuál sea el motivo de su viaje a EE.UU., según dispone el Manual de Relaciones Exteriores (FAM, por sus siglas en inglés).  

 

Lis Cuesta, esposa de Díaz-Canel que no ocupa ningún cargo gubernamental al no existir la figura de Primera Dama en Cuba, también podría haber obtenido una visa como familiar de un jefe de Estado en la categoría A1, de las cuales se otorgaron a cubanos 29 en septiembre (cifra récord en los últimos 6 años) y 3 en agosto. 

 

Aunque obtener una visa no significa que la persona llegó a realizar el viaje en cuestión, el análisis de la relación entre los visados obtenidos y los viajes realizados en la categoría G para cubanos de los últimos 19 años muestra que suelen realizarse tantos viajes como visas se obtienen, con apenas 18 desaprovechadas anualmente como promedio en la categoría G2. Las mayores discrepancias se aprecian en 2015 y 2018, coincidiendo con visitas presidenciales, cuando dejaron de usar unas 100 visas del total anual obtenido.

Estas cifras solo están disponibles en agregados anuales, que no permiten hacer el análisis mensual de desaprovechamiento de visas, y tampoco están públicos aún los ingresos del año fiscal 2023. Pero incluso suponiendo que de las 243 visas solicitadas en los meses de preparación y realización del viaje de Díaz-Canel a Nueva York en 2023 se dejaran de usar 100 visas, la delegación superaría las cien personas, una cantidad que no parece coincidir con el grupo de viajeros visibles.

Viajeros visibles

El grupo visible que acompañó a Díaz-Canel a EE.UU. fue de unas treinta personas. Las notas oficiales identitificaron por nombre al canciller Bruno Rodríguez Parrilla, al ministro de Salud Pública José Angel Portal Miranda, y a los vicetitulares del Ministerio de Relaciones de Exteriores Anayansi Rodríguez Camejo y Carlos Fernández de Cossío, así como a Lis Cuesta, presentada como «esposa»/»compañera» de Díaz-Canel en esas fuentes estatales. Esta cuenta de viajeros no incluye miembros de la delegación que ya se encontraban en EE.UU. trabajando en la Misión Permanente del país ante la ONU, como los embajadores Gerardo Peñalver Portal y Pedro Luis Pedroso Cuesta, entre otros.

Se autoidentificaron reportando desde el lugar empleados de las vocerias de la Presidencia, el MINREX y medios estatales enviados a cubrir la visita. Algunos compartieron fotos de su presencia allí en redes sociales, o aparecen en imágenes de la cobertura. También presente en fotos y videos hay personal de protocolo, guardaespaldas de Seguridad Personal y traductores del Equipo de Servicios de Traductores e Intérpretes (ESTI).  

Viajeros «invisibilizados»

El avión en que voló Díaz-Canel a Nueva York desde La Habana el domingo 17 de septiembre en la mañana fue un Airbus 330-202, de la aereolínea española Plus Ultra, matrícula EC-KOM, con capacidad para 299 pasajeros.

En viajes anteriores, como las giras internacionales por Argelia-Rusia-China-Turquía (noviembre de 2022), Portugal-Bélgica (julio 2023) y Angola-Sudáfrica-Mozambique-Namibia (agosto 2023), se había transportado en un avión de la venezolana Conviasa, el YV-3535, un Airbus A340-642 con capacidad para 351 pasajeros –que no pudo usar para el viaje a EE.UU., donde la aerolínea venezolana se encuentra sancionada desde 2020.

En la llegada a Angola el 20 de agosto de 2023, un reportero de la televisión local grabó el descenso por la puerta trasera del avión de una parte de la multitudinaria comitiva que, aunque generalmente queda fuera de la narrativa visual oficial, existe tras bambalinas, como confirma el video.

 

Pero en el viaje a Nueva York en 2023, hasta los descensos por la puerta principal parecen haber tomado un giro más discreto, con la supresión del hijastro de Díaz-Canel, Manuel Anido Cuesta, de las imágenes del recibimiento, en las que solía vérsele con frecuencia en otros viajes, incluyendo la visita anterior de Díaz-Canel a EE.UU. en 2018. 

2018: En la llegada de la delegación cubana a Nueva York, se observa a Manuel Anido desdender la escalera justo detrás de Díaz-Canel, Lis Cuesta y el jefe de su Seguridad Personal.
2023: Díaz-Canel y Lis Cuesta descienden la escalera seguidos por la Seguridad Personal y Bruno Rodriguez Parrilla, sin Manuel Anido en la escena.

En los siete días de agenda presidencial subsiguiente, Anido Cuesta no apareció en ninguna foto de la visita, según una revisión detallada realizada por Proyecto Inventario de todo el material publicado por la vocería oficial de la parte cubana. En esas fuentes se le ve muy brevemente en algunos videos de la delegación, en clips de solo unos segundos, en planos retirados que casi parecerían accidentes de montaje, y donde su presencia pasa desapercibida a menos que se pause, se relentice y se vuelva a examinar el video.

 

De ese modo aparece en los reportes publicados por el MINREX, el Noticiero Al Mediodía y la Presidencia sobre el recibimiento de la delegación por parte de los diplomáticos cubanos apostados en Nueva York permanentemente. 

Una grabación en la sede de la ONU, donde una cámara fija transmitió en vivo durante horas el flujo de personas por las áreas externas a los salones, confirma la presencia de Manuel Anido en Nueva York durante la visita de septiembre. El video siguiente lo muestra ingresando desde la derecha al espacio monitoreado por la cámara, en compañía del Primer Secretario de la Misión Permanente de Cuba ante la ONU, Alejandro González Behmaras. Después de detenerse brevemente a interactuar con dos hombres en el medio del plano, ambos salen por la esquina izquiera inferior. 

Continuidad (del derroche y del secretismo)

El derroche del erario público en gastos de viaje al extranjero que se mantienen en secreto data de tiempos de Fidel Castro, quien con frecuencia volaba internacionalmente en una flota de tres aviones, no solo para disponer de un transporte de repuesto en caso de rotura, sino también para evitar que el enemigo supiera en cuál exactamente viajaba él, según testimonio dejado antes de morir por quien fuera su guardaespaldas durante 17 años, el Tte. Cor. Juan Reinaldo Sánchez, en el libro «La vida oculta de Fidel Castro».

 

En marzo de 1990, las autoridades brasileñas impidieron la entrada a su país de 10 toneladas de armamento enviadas a bordo de un avión de Cubana de Aviación como parte de los preparativos de seguridad para la participación de Fidel Castro en la toma de posesión del presidente electo Fernando Collor de Mello. 

Castro, que en 1979 había alardeado ante las cámaras que cubrían su viaje a EE.UU. de no llevar chaleco antibalas porque lo protegía un «chaleco moral», viajaba nada ligero a países no enemigos como Brasil, a donde su comitiva pretendía entrar «un cañón antiaereo, metralletas, granadas y hasta misiles», según un reporte de la época en The New York Times sobre la interceptación del cargamento en el Aeropuerto Internacional de Brasilia y su devolución a La Habana.

Fidel Castro en encuentro oficial con el presidente de Brasil Fernando Collor de Mello en el Palacio de Planalto, Brasilia, el 16 de marzo de 1990. Foto: Carlos Pildaín Pratt

El dispositivo de seguridad de Fidel Castro viajó a la toma de posesión del presidente Fernando Collor de Mello en 1990 en Brasil con 10 toneladas de armamento, incluyendo «un cañón antiaereo, metralletas, granadas y hasta misiles», que fueron interceptados por las autoridades y devueltos a La Habana.

La diplomacia brasileña consideró el envío como una exageración de parte del equipo de seguridad cubano, para una toma de posesión que estaría custodiada por 4.000 efectivos de la policía militar, en un país donde desde mediados de los setenta no se daban incidentes de terrorismo, y que incluso en ese tiempo habían estado a cargo de grupos guerrilleros de izquierda que contaban con el beneplácito de La Habana, explican los reportes de prensa de la época.

 

En el año 2000, cuando Fidel Castro hizo su último viaje de estos que ahora hace Díaz-Canel a la sede de la ONU en Nueva York, la cantidad de visas G otorgadas por EE.UU. (todas, incluyendo las G2, los datos no están disponibles mensualmente ni desagregados por subtipos de visa para esos años) muestra el mismo incremento en unas 200 por encima de las obtenidas en años sin visita presidencial, una tendencia que se mantuvo en viajes posteriores de Raúl Castro en 2015, y ahora Díaz-Canel en 2018 y 2023.

Visas «sobrantes»

De las 243 visas categoría G2 obtenidas para el viaje de Díaz-Canel en 2023, aun suponiendo un desaprovechamiento alto de 100 visas (tomando como referencia los desaprovechamientos anuales conocidos en años de viajes presidenciales); aun suponiendo que además de la treintena de viajeros visibles el evento recibió a otros 10 o 20 funcionarios cubanos que quedaron fuera de cámara; y sin tomar en cuenta otras categorías de visas relacionadas con el viaje, como las G1 y A1, quedaría sin explicación el uso de unas 100 visas.

 

Esto ocurre precisamente en una categoría de visa especial, como son las visas americanas para eventos relacionados con la ONU, que los cubanos saben que EE.UU. no les debe negar, según un acuerdo firmado en 1947, que dispone que EE.UU. como país que acoge la sede de Naciones Unidas, no podrá impedir la asistencia de participantes a sus reuniones.

 

«Las leyes y reglamentos vigentes sobre entrada de extranjeros en los Estados Unidos de América no podrán aplicarse en forma que vulnere las prerrogativas previstas en la sección 11,» establece el acuerdo, donde la citada sección 11 dispone que «las autoridades federales, estatales o locales de los Estados Unidos de América no pondrán obstáculo alguno al tránsito de entrada y salida del distrito de la sede» de varias tipologías de participantes (representantes, funcionarios, sus familiares, expertos, prensa, entre otros). «Los visados que necesiten las personas citadas en esa sección,» añade, «serán concedidos gratuitamente y a la mayor brevedad posible.»

 

Cuba ha aprovechado los términos de ese acuerdo para saltarse negativas de visa potenciales o concretas de EE.UU. para entrar a su territorio, como el caso notable del visado negado a Ricardo Alarcón en agosto de 2000, entonces presidente de la Asamblea Nacional del Poder Popular, quien pretendía asistir a una reunión de la Unión Interparlamentaria en ese país durante el gobierno de Clinton. A los pocos días, se le vio en Nueva York en la delegación que acompañó a Fidel Castro a la Cumbre del Milenio del 5 al 9 de septiembre en esa ciudad, con una visa que no le pudieron negar según lo estipulado por el Acuerdo de la sede.

El General de División Luis Alberto Rodríguez López-Calleja (†) (primero de derecha a izquierda), visita junto a Díaz-Canel y la delegación cubana el Memorial del 11 de Septiembre en Nueva York a finales de septiembre de 2018. A pesar de estar sancionado por el Departamento del Tesoro de EE.UU. desde enero de 2017 y de ser el presidente ejecutivo de una entidad también sancionada (GAESA), el ex-yerno de Raúl Castro pudo ingresar a EE.UU. como participante de un evento de la ONU. Foto: Facebook/Dominio Cuba

En 2021, la visita de un séquito de 31 personas que acompañó al Primer Ministro español Pedro Sánchez a un viaje de solo tres días a EE.UU. causó conmoción pública por el costo de casi un cuarto de millón de euros solo en alojamiento y manutención. A diferencia de La Moncloa, la Presidencia de Cuba no ha informado —como no informa nunca— a cuánto ascendieron los gastos de las comitivas mucho más nutridas de Díaz-Canel en sus visitas de muchos más días a Nueva York.

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